Entrevista a Carmen R. Dona

Cualquiera que haya escrito Whitney G o Vi Keeland. Son autoras que me sacan una sonrisa siempre. Después tengo varios que siempre recuerdo y, aunque no suelo hacerlo, releeré. La trilogía de Ryan Riley de Cristina Prada y Amor no es una opción de Eva M. Florensa Chanqués. Son libros que me hicieron estremecer por varios motivos. Podría decir muchos más, pero te dejaría sin espacio…

Tú eres mi millón de fuegos artificiales de Cristina Prada, precisamente. Tiene un toque juvenil que me ha encantado.

Ya he comentado antes las que para mí son mis tops, pero nombraré un libro que marcó un antes y un después en el mi mundo literario. El chico que dibujaba constelaciones de Alice Kellen y Perfect de Alison G. Bailey.

Una pregunta difícil para mí, te explico el por qué. Soy una persona muy peculiar a la hora de que mi cabeza se ponga a crear. Lo visualizo a la perfección y lo plasmo en el papel con mucho sentimiento, me encanta que tengan ese punto de drama que te hace sufrir. Es algo parecido al romance oscuro. Seguramente ahora me dirás y ¿por qué has dicho que es difícil? Porque tiene poco público hoy día, pero es lo que me atrae. ¡Qué le vamos a hacer!¿Y cómo lectora? ¡Uf! Como lectora soy totalmente infiel, no podría decantarme por un género en particular. Me gusta el romance, en todas sus vertientes, el thriller, la novela negra, la histórica y, lo que menos leo, la fantasía.

Esta novela forma parte de una serie: ¿Amor o… sexo? Cuando escribí el primer libro lo hice porque quise experimentar lo que siente crear una historia de la nada. Gracias a Caroba me encontré con el mapa hecho, por así decirlo. De ahí, le di forma y salió. No es una novela que haya destacado mucho. Tiene sus adeptos y los que están en contra por el tema que trata. En esta novela aparece Mario, un cabezota y chulito que me enamoró de la misma forma que David, protagonista de mi segunda novela. Al apuntarme al curso de Érika Gaël donde te conocí, decidí que sería una buena forma para crear su historia. Hasta ese momento había tenido más o menos claro el mapa, que para mí estaba en mi cabeza no lo llamaba así. Cuando empecé a crear la esencia se me vino a la cabeza un suceso que había vivido hace poco y decidí que todo rondaría en base a ello. Advierto que Mario es cabezota como él solo, lo amas o lo odias. Es una novela donde tienes dos historias en una. Por un lado, tenemos los comienzos de los padres de Mario y por otro, la actualidad de Mario.

Parte en Sevilla, otro tanto en Barcelona y en Dubái. Lo cierto es que tuve que documentarme bastante para hablar de esta última. Es un sitio muy peculiar donde las leyes y las formas no son como aquí.

Como he comentado antes, podría decir que tenemos dos protagonistas femeninas, pero me centraré en la que considero principal. Marzie, pareja de Mario. Es una chica alegre la mayor parte del tiempo, porque cuando aparece su padre se tensa demasiado. Tiene una hermana con la que no se lleva demasiado bien. Su familia en general es demasiado snob para como ella ve la vida. En su trabajo suele ser seca porque nadie la quiere allí (lo que viene siendo normal, ya que su padre es el dueño), menos mal que tiene dos aliados: su secretaria y amiga, y el jefe de recursos humanos que le tira los tejos. La segunda protagonista es Sunyi, la madre de Mario. Es bailarina y gran amante de los animales.

Antes he avanzado algo de Mario. Es una persona afable, aunque algo cabezota. Su forma de pensar es liberal. Por el daño que le han hecho, llegó a la conclusión de que las mujeres son para usar y tirar. Siempre con respeto. Su mantra es que no debe permitir que se enamoren porque eso solo trae complicaciones. En el fondo es buen chico, lo que pasa es que tiene el corazón roto y no sabe lidiar contra eso. Sueña con volver a vivir la vida que tenía al principio. Estar con sus padres, a los que echa muchísimo de menos. Quiere curarse de la enfermedad que lo tiene apartado del mundo. Una inquietud que le persigue es no saber si Marzie lo dejó por ser una superficial o porque no supo gestionar todo lo que sucedió. No puedo dejar de mencionar a Daiki, padre de Mario y segundo protagonista. Un hombre que se viste por los pies y tiene enamoradas a mis lectoras.

Una escena que escribí al final. La recreé de tal forma en mi cabeza que has me emocioné. Visualicé el vestido que llevaba ella, la decepción que sufrió. Él mirando sin hacer nada. También hay otra entre los padres que sentí como mía. Ese viaje en esa furgoneta destartalada que tanto amor les dio.

Una de ellas es el nombre de Marzie. En un principio me lo inventé. Había buscado en internet apellidos catalanes. Le pregunté a mi amiga Eva que es de allí y me mencionó unos cuantos. No quería que fueran demasiado comunes, así que eligí estos dos: Martí Ziegler. Yo para los nombres soy especial, me gusta que al menos uno se original mío. Así que combiné las tres primeras y de ahí saqué el nombre. Pues resulta que el nombre existe. Me quedé muerta cuando me enteré. Otra curiosidad es que la escena de la primera vez entre Daiki y Sunyi está basada en mi propia experiencia personal.

No sé si podría hacer eso. Cada uno tiene una parte de mí. Podría decirte el que más alegrías me ha dado en este mundillo de letras. David, el protagonista de Contigo y sin ti… Un chulito que te sorprenderá. Las lectoras que se han leído Caroba y luego se han querido saber de este personaje, han alucinado. Es un personaje que tiene un crecimiento personal enorme.

Porque hay que creer en el amor. Para mí es la base de todo.

Estoy terminando de perfilar la última novela de la serie donde el protagonista es Óscar. Un personaje singular. A lo largo de todas las novelas que constituyen la serie lo conocerás, aquí te explicaré el por qué. También aparece Lola, otro secundario que tomó mucho protagonismo y al que he querido traerme para ver qué será de su vida. En mente tengo varias ideas, incluso alguna está empezada. Me gustaría que vieran la luz algún día. ¡Ya veremos que pasa mañana! El hoy es lo más importante.