Entrevista a Andrea Nusán

Cualquiera en el que esté sumergida en ese momento. Ahora mismo Orgullo y Prejuicio de Jane Austen.

Siete días y una foto de Tessa Cooper.

Michael Ende: Momo. Creo que es una oda a la imaginación y a la reflexión.  

Como escritora me manejo bien en el thriller y en la romántica. Pero, aunque me divierto mucho tramando las historias de misterio, siempre necesito un respiro —hay personajes que son difíciles de convivir con ellos— y volver a los sentimientos.

Como lectora soy más de thriller y fantasía.

La idea surgió en las playas de Alicante, hace tres veranos. Al principio era una historia más sencilla entre un joven empresario de éxito y una cantante callejera. Pero, a pesar de que los personajes me gritaban que escuchara sus conflictos, la dejé reposar porque no era su momento.

Un año después la retomé y empecé a crear su universo, sus tramas y subtramas se complicaron y crecieron, y a finales del verano pasado puse la palabra «Fin». Ha sido tanto tiempo juntos, que hay algún personaje que lo siento como parte de mi familia. 

En la Costa Blanca: Alicante, Benidorm y Altea.

Es una chica de veinticinco años, independiente y segura de sí misma que lucha por conseguir su sueño de ser cantante profesional. Salió de su casa en Italia muy joven porque su padre le impedía avanzar en sus proyectos y, después de conocer varias ciudades europeas, ahora está en España, el país de su madre. Se establece en Alicante y vive con su gato persa al que llama Ratón y su guitarra española a la que llama Jimmy.

Mientras compagina su trabajo de dependienta en una zapatería, canta en una de las bocas del metro de la ciudad. No quiere saber nada del amor ni de grandes amistades porque cree que la música y las relaciones no son compatibles. 

Antonio está a punto de cumplir treinta y seis años y ya es un ejecutivo de éxito. Es seguro de sí mismo, tiene un alto concepto de sí mismo y le encanta pasar tiempo con sus amigos.

Se ha criado en Londres con su madre española y su padrastro inglés, y ha estudiado en los mejores colegios.

Al terminar la carrera decidió volver a su tierra natal, España. Y, junto a su mejor amigo, Robert, formó su propia empresa de páginas webs y venta online, con la que consiguió reconocimiento y éxito muy rápido.

Vive en una casa de dos plantas en Altea, y Grace, su niñera inglesa, es lo más parecido que tiene a una familia cercana.

No cree en el amor porque, hasta ahora, no lo ha conocido. Prefiere las relaciones esporádicas.

Cualquiera en la que salga «El Lazarillo», un joven que os sacará más de una sonrisa por su picaresca y caradura; y otra más romántica que se desarrolla en la playa, una noche de luna llena…   

Han sido tres años muy intensos al lado de los personajes, y este verano, cuando iba a finalizar la historia, viajé con mi marido a algunos de los escenarios reales que aparecen en la novela, como la estación en la que canta Isabella.

Por un momento, creí verla en su rincón rasgando la voz en cada estrofa.

Es difícil porque todos han sido muy importantes, pero creo que sería «El Lazarillo». Un estudiante, simpático y guasón, que se cruzará en la vida de Antonio y que será el «culpable» de muchos de los momentos más divertidos.

Porque la literatura romántica es un salvavidas a muchos de nuestros problemas mundanos; nos permite soñar con otras vidas y sonreír al terminar la historia.

Mi proyecto más próximo, además de «40 vueltas al sol: relatos y mucho amor», una antología benéfica en la que participo con un relato, es una nueva historia de misterio. Un thriller fantástico que se desarrolla en dos épocas muy diferentes, años cincuenta y último periodo victoriano, y con un mismo escenario, Londres. En él se relatan varios hechos históricos bastante escalofriantes, pero sobre todo juego con la fantasía y la intriga de la búsqueda de un asesino en serie.