Entrevista a Tessa C. Martin

Lo cierto es que tengo varios: Besar a un ángel de Susan Elizabeth Phillips. “Cien años de soledad” de Gabriel García Márquez y “La casa de los espíritus” de Isabel Allende. Con este último puedo decir que me enamoré de leer.

“Seduciendo a Mr. Bridgerton”. Empecé a releer los libros antes del estreno de la segunda temporada en Netflix y voy por el cuarto de la serie.

Aquel que mientras leemos nos evade y cuando dejamos de hacerlo nos persigue su historia. Yo no tengo uno solo y me satisface decir que cada vez descubro nuevos y nuevas autoras que me entusiasman con sus historias.

Como escritora, es evidente que la novela romántica. De momento, no me imagino escribiendo otro género. Sin embargo, dentro de la literatura romántica, me muevo dentro de varios subgéneros, como la histórica, la contemporánea, comedia…
Y como lectora me pasa igual. Soy consumidora de novela romántica: leo por entretenimiento y para aprender de otras compañeras. Si alguna vez cambio de género para desconectar un poco, lo hago hacia la narrativa.

Bueno, siempre he dicho que me encanta escuchar historias. Sobre todo, si la persona que las cuenta está implicada emocionalmente. Así fue como Rosa, una amiga de mi madre, me contó la vida de su abuela. Me pareció tan bonita, que no pude resistirme a contar cómo fueron sus orígenes, pero quise darle una vuelta y recurrir al “¿qué habría pasado sí…? Así que es una novela muy especial que tengo en alta estima.

Está ambientada en mi ciudad. En la Alzira de 1888 entre campos de naranjos, huertos y el ajetreo de una ciudad que vive pendiente de la agricultura y sometida al poder de los caciques. Es fácil reconocer en algunos de los personajes a nuestros abuelos o las
historias que nos contaban de aquella época. Pero también viajaremos a África, concretamente a Melilla, para conocer cómo fue la Guerra del Rif o estaremos en Francia viviendo de primera mano la Primera Guerra Mundial.

A Nelia la abandona su madre en una inclusa al nacer, pero tiene la suerte de que una familia bien posicionada decide hacerse cargo de ella. Por supuesto, no le falta de nada y crece rodeada de amor y cariño. Sin embargo, y pese a vivir muy protegida por sus padres, no hace distinciones sociales y adora pasar las horas en el campo con Juan, el hijo de la mujer que la amamantó de pequeña. Es valiente, cariñosa, entregada,
inocente, pero también cabezota y lo más importante, comete errores, sabe reconocerlos y hará todo lo que esté en su mano para enmendarlos.

Juan ha vivido toda su vida en el campo. Sus padres trabajan en el huerto de los Bono, una de las familias más influyentes y ricas del pueblo. La madre de Juan cuida de la Casa Grande del huerto y el padre trabaja las tierras para ellos. Por supuesto, desde pequeño les ayuda y comprende que hay gente que por tener dinero, cree que es más que los demás y puede tener todo lo que quiera. Incluso lo que no debe. Juan es un personaje maravilloso. Es el hijo perfecto, el amigo fiel y el amante ideal. Pero algunos creen que tiene demasiado orgullo para la posición social que ostenta. Sin embargo, él luchará por lo que cree que le pertenece y por los que ama con uñas y dientes. No dejará que nadie lo humille ni a él ni a los suyos.

Tengo que confesar que en este libro hay tantas que no sabría ni por dónde empezar.
Desde el inicio, pasando por la escena en la que la madre de Juan entrega a Nelia a sus padres adoptivos, hasta cuando años después, Juan conversa con la hija de Nelia… Lo cierto es que me encantaría que fuesen los lectores los que me hablaran de su escena favorita. Así que lanzo el guante. 😉

Pues a modo de anécdota, te contaré que Rosa no recordaba el nombre del padre de su abuela, así que cuando hice el esquema de personajes, le llamé Francisco. La familia tenía una chocolatería muy famosa y céntrica, por lo que cuando acudí a documentarme al archivo municipal, descubrí que el nombre que le había puesto era el suyo en realidad. Son esas maravillosas coincidencias que los escritores nos tomamos como señales y que nos dicen que esta historia va a valer la pena.

¿A qué hijo quieres más? Ja, ja, ja, ja. Pues depende. Si hablamos como escritora y el trabajo que supuso crearlo, moldearlo y transformarlo, me quedo con Cameron de “Te regalaré pensamientos”. Si hablo como mujer, elijo a Potro de “Misión Potro”. De las femeninas, tengo un cariño especial por Daniela de “Lo que sea, pero contigo”.

¿Porque quién no quiere terminar un libro con una sonrisa en los labios? ¿Quién no busca que se le encoja el corazón leyendo? La literatura romántica nos habla de sentimientos y nos hace sentir. ¿Qué más se le puede pedir a una lectura de ficción? Ah, sí. Por supuesto, el final feliz.

Creo que la cabeza del escritor/a nunca para de funcionar. Vemos historias en canciones, conversaciones, imágenes… Sin embargo, tengo que confesar que he estado unos meses totalmente en blanco. No porque no surgieran ideas, si no porque no aparecían las palabras adecuadas para contarlas. Ha sido desesperante. Pero como nada es eterno y he escrito cada día, aunque fuese mis reflexiones, la inspiración ha vuelto. Ahora tengo entre manos la historia de un secundario de Palabra de McKenzie y reconozco que estoy muy emocionada con “Promesa de Campbell”.