GarcÃa de Saura es mi seudónimo, y mi nombre es Carmen MarÃa. Soy natural de Molina de Segura, Murcia. Cursé mis estudios de Bachillerato y COU en la rama de letras puras, tras los cuales, me gradué en Técnico Especialista en Administración, de lo que ejercà durante años. Mi alma inquieta y artÃstica me llevó, además, no solo a asistir a cursos de informática, bisuterÃa o tatuajes, sino también hacia la rama de la pintura, donde descubrà una parte de mà que hasta entonces desconocÃa, y que dio lugar a más de 400 obras; algunas de ellas se encuentran en ciudades como Barcelona, Londres o Buenos Aires.
Pero no fue hasta la primavera de 2015, cuando encontré mi verdadera pasión y vocación, la que a dÃa de hoy se ha convertido en mi única y más preciada profesión. Ser autora de novela ha logrado completar esa parte de mà que no alcanzaba a conseguir, y que me ha hecho ver la vida de otro modo. Mi primera novela acabada, pese a que mis primeros intentos se remontan a 2010, fue La culpa es de D.I.S.N.E.I., un trabajo al que le tengo un especial cariño, no solo por lo dulce que es, sino porque fue el que me dio a conocer un mundo maravilloso y a personas que lo son aún más. Gracias a todos ellos mi sueño se ha hecho realidad.
Tu libro de cabecera es…
Juan Salvador Gaviota
¿Qué libro es el último que has leÃdo?
Una novela que no me ha llenado, y que prefiero reservarme.
Un libro o autor que no podemos dejar de leer es…
Mi libro de cabecera. Lo recomiendo a todo el mundo.
¿Qué género literario te atrae más como escritora? ¿Y como lectora?
Como ambas, y sin duda, la romántica. Me encanta su diversidad, la cantidad de subgéneros que tiene y, sobre todo, ese final feliz que te deja con buen sabor de boca.
¿De dónde surge la idea de escribir “No soy el juguete de nadie»?
Surgió en enero de 2016, que fue cuando la comencé. No es una novela convencional y llevo años con ella esperando a que llegue su momento de enamorar a mis lectoras.
¿Dónde está ambientada?
En Estados Unidos, y más concretamente en Nueva Orleans, Nueva Jersey y Washington DC.
¿Cómo es el personaje de Khelina?
Khelina Cunningham es la protagonista. Es una mujer distinta a todas cuantas he escrito hasta ahora, aunque con un denominador común: es una luchadora como la copa de un pino.
¿Qué puedes contarnos de Hugo?
Hugo Harper es un inteligente abogado escueto en palabras, pero experto en utilizar solo las acertadas. Será el verdadero apoyo de Khelina, ambos trabajarán codo con codo para el senador Davis, aunque su mayor logro será llegar al corazón de ella.
¿Cuál es tu escena preferida?
Uf, tengo varias, aunque supongo que me quedarÃa con la Cena de Gala en la Casa Blanca.
¿Puedes contarnos alguna curiosidad o anécdota sobre la novela o el proceso de escritura?
Una de ellas es que no tengo un personaje real como muso de Hugo Harper. Es tan especial que no he encontrado a ninguno que esté a su altura, y prefiero dejarlo a la imaginación de cada lectora. También puedo contarte que en esta novela volveremos a reencontrarnos con el barón Bourdieu.
Si tuvieses que quedarte solo con un personaje de tus novelas ¿Cuál serÃa?
Esto sà que me es imposible responderlo. Me enamoro de cada uno de ellos cuando los escribo, y creo que cada uno encaja a su manera en su propia historia. Prefiero dejarlo en manos de mis lectoras 😉
¿Por qué leer novela romántica?
Porque es el género por excelencia. El amor es el motor del mundo, y qué mejor sensación que sumergirte en una historia donde sabes que lo vas a tener. La romántica es perfecta para evadirte del dÃa a dÃa, para soñar, para viajar a lugares remotos, a mundos imaginarios y un largo etcétera. Tiene muchos subgéneros, que nos permiten leer historias muy distintas entre sÃ, y ahà radica su magia.
¿Tienes algún proyecto nuevo entre manos?
¡Muchos! A veces me gustarÃa tener el poder de escribir a la velocidad de la luz para publicar todo lo que tengo pendiente, pero de momento nos toca esperar. En primavera, si todo va bien, llegará «No soy el juguete de nadie», y después… Mejor no desvelo nada porque, como les digo a mis Gamberras Brujillas, aún me queda mucho que dar.
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